Vivirás por siempre Abue…
Dios le otorgó el privilegio a María Elena Ayala Cruz de vivir 85 años y de
prolongar un legado de unión familiar junto a su esposo Gerónimo Ayala
Estrada, quien falleció hace 21 años.
Físicamente ya no la tendremos entre nosotros, pero en los corazones de
sus hijos y de tres generaciones más dejó sembrado valores de amor,
humildad, sacrificio y de una inquebrantable unidad…
María Elena Ayala nació un 9 de noviembre de 1934 en el cantón Daule,
provincia del Guayas y falleció el 31 de julio del 2020 en New Jersey,
Estados Unidos. Fue la última hija de seis hermanos, producto de la unión
de sus padres Juan Cruz y Sara Vargas.
La extinta mujer de carácter fuerte, mirada tierna y sonrisa amable
procreó nueve hijos (7 mujeres y 2 varones): María Elena, Sara, Petita,
Roberto, Lourdes, Luisa, Marlene, Luis y Silvia. La mayoría de ellos
tuvieron que migrar a los Estados Unidos en busca de mejores días…
Fue una mujer entregada a su hogar y su familia, los que tuvieron el
privilegio de conocerla supieron lo buena hija, esposa, madre, abuela,
suegra y vecina que fue. Un poco más de la mitad de su vida los vivió
intensamente en Guayaquil-Ecuador; y a los 45 años dejó su amada Patria
para vivir en el país del Norte.
Lejos de su país tuvo que adaptarse a nuevas costumbres y desafíos, sin
olvidarse de sus raíces y de los valores aprendidos en su niñez, los mismos
que trasmitió a sus 17 nietos y 11 bisnietos.
Estando con vida tuvo la dolorosa experiencia de soportar los
fallecimientos de su esposo y sus hijas Petita y Luisa Ayala; sin embargo,
esos lazos de unión no se desataron más bien se fortalecieron por la gracia
de Dios…
Siempre estuvo rodeada de sus seres queridos y en los últimos años de su
vida pudo ver reunidos a todos en su hogar e irse de este mundo
aceptando a Dios como su único salvador…
Nos vas hacer falta madre y abuela eterna de la vida… Siempre dijiste e
hiciste las cosas en el momento justo. Tu frase que siempre la repetías la
inmortalizaremos entre las generaciones venideras: “Si tú lo dices, así ha
de ser…”.
Gracias a todos por acompañarnos en este íntimo momento familiar. La
vida se extingue, pero hay vida eterna en Cristo…
Dios los bendiga…
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